Inteligencia y emoción

¿Por qué a los niños les encanta la repetición?

imagen niña sindrome de down repitiendo una construccion

A los niños, en sus primeros años de vida, les encanta la repetición. Somos los adultos quienes les proponemos variaciones y cambios de actividad, creyendo que se aburren.

Sin embargo, es importante favorecer la repetición y la práctica, porque es su principal forma de aprendizaje

La repetición, base del aprendizaje en los primeros años

Para aprender algo necesitamos repetirlo más o menos veces, dependiendo del grado de complejidad.

Por cada aprendizaje, nuestro cerebro crea un circuito neuronal. Cuantas más veces pase la información por ese circuito, más afianzada quedará.

imagen de neuronas conectadas

En los adultos, las conexiones están bien instauradas gracias a la repetición y la práctica a lo largo de toda nuestra vida, pero en los niños, que están empezando a formarse, necesitan la repetición frecuente para fortalecerlas.

Las personas que trabajan con niños con síndrome de Down suelen decir que necesitan más repeticiones para aprender algo, ya que de otro modo, los aprendizajes que se creían consolidados aparecen y desaparecen.

La mejor forma de que un aprendizaje adquirido se repita con frecuencia es que sea útil y que lo puedan aplicar a situaciones similares. Esto hará que se consolide lo aprendido de forma duradera.

Repetición con autocorrección para adquirir destrezas

Cuando se trata de adquirir una destreza, como hacer una torre, dibujar una línea recta o abrocharse los zapatos, deben ir haciendo, ellos mismos, pequeñas autocorrecciones.

Para que puedan ir perfeccionando su nueva habilidad debemos darles los recursos necesarios:

– Un lugar donde sus materiales estén al alcance para volver a ellos cuantas veces quieran

Tiempo para poder practicar sin interrupciones

Permitir el error para que puedan aprender de él.

 “La repetición es el secreto de la perfección”

María Montessori

La repetición sin variación les ayuda a predecir y les da seguridad

En algunas ocasiones, la repetición sin variación es adecuada, como cuando nos piden que les contemos el mismo cuento con las mismas palabras o escuchan la misma canción hasta aprenderla.

Contarles el mismo cuento les sirve para comprender el argumento, aprender nuevas palabas, y fijarse en los detalles que al principio les pasaron desapercibidos.

Además, saber qué va a suceder les ayuda a relajarse porque no hay imprevistos. Esa seguridad crea un entorno adecuado para el aprendizaje.

Repetir palabras y frases favorece la adquisición del lenguaje

Todos los niños pasan por la fase de repetir las palabras que dice el adulto. 

Al principio repiten la última sílaba porque es la que mejor recuerdan, y poco a poco, van repitiendo la palabra completa, aunque no la pronuncien bien. Esta etapa es necesaria para experimentar con diferentes sonidos y aprender nuevas palabras.

Para que vayan ampliando su vocabulario, en lugar de enseñarles muchas palabras nuevas, es mejor repetir la misma palabra en diferentes frases y contextos para que comprendan su significado, sobre todo aquellas que no se refieren a un objeto concreto. Por ejemplo, la palabra suave la podemos utilizar cuando tocan cierto tejido o cuando acarician a un animal, pero también cuando queremos que hagan algo sin brusquedad.

También podemos repetir siempre la misma frase en determinadas situaciones, como: ¿Qué te pasa?, ¡Vámonos al cole!, Ponte los zapatos, etc… para ayudarles a interiorizar la estructura de las frases antes de poder formarlas por sí mismos.

Repetición con pequeñas variaciones para comprender el mundo

Comprendiendo las leyes físicas

Para comprender las leyes de su entorno, los niños repiten las misma acción pero con alguna variación, por ejemplo, tirar diferentes objetos al suelo y con distinta intensidad.

Una vez que comprenden la relación causa – efecto, irán haciendo pequeñas variaciones para descubrir cómo actúa cada uno, por ejemplo, que los objetos pesados hacen más ruido y caen más rápido que los ligeros, que cuando lanzan algo, llega más lejos que cuando sólo lo dejan caer o que algunos objetos rebotan mientras que otros se rompen.

Comprendiendo las normas sociales

Las leyes físicas son fáciles de asimilar porque funcionan siempre de la misma manera.

Sin embargo, las normas sociales o las normas de comportamiento en casa, son especialmente difíciles de comprender porque no se mantienen siempre igual, cambian según quién las aplica, según el momento y el lugar y a veces incluso según el estado de ánimo de quien las aplica.

Los niños tienen que hacer un trabajo extra en estos casos, porque necesitan repetir la misma acción en muchas situaciones diferentes para comprobar los resultados en cada una de ellas.

Así van aprendiendo que se puede jugar con la tierra del parque y la de la playa, pero no con la tierra de las macetas de casa, o que se puede pintar en cuadernos y pizarras, pero no en la pared o en los libros.

Así que no debemos pensar que nos están retando cuando les hemos dicho NO a algo y lo repiten mirándonos y sonriendo. La mirada y la sonrisa que solemos interpretar como un desafío, en realidad es algo así como decir: “no te enfades, necesito hacer otra comprobación”.

Generalización y discriminación

Para ayudarles a comprender las normas, es necesario que éstas sean constantes, así podrán hacer el proceso de generalización de forma natural.

Pero, como toda norma tiene su excepción, cuando sea necesario actuar de forma diferente, tenemos que explicarles el porqué, ya que este proceso de discriminación debe ser entrenado.

Por ejemplo, si un día les dejamos pisar los charcos de agua, debemos explicarles que es porque llevan botas de agua en lugar de zapatos.

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