
“En las escuelas de educación activa, los niños hasta los 6 años solo juegan”.
Esta afirmación es cierta y falsa a la vez.
Es cierto que van a jugar en un ambiente lleno de estímulos, como telas para colgarse, cuentos, manualidades, arcilla, pintura, cocinas y casitas, bebés y cunas, juegos de construcción, juegos de letras, juegos de agua, juegos al aire libre en el jardín, rimas, canciones, bailes, torres, trenes y mil cosas más.
Lo que no es cierto es que “sólo” hagan eso, porque, en cada uno de esos juegos, hay un aprendizaje de tipo social, emocional, motor o cognitivo.
Todas las crías aprenden jugando
El juego es una actividad cuyo principal objetivo es el de obtener placer.
No obstante, todas las crías de mamíferos y de algunas aves, aprenden imitando a los adultos a través del juego. Y curiosamente, el juego es similar entre especies distintas.
Sergio Pellis, investigador de la Universidad de Lethbridge en Alberta, Canadá, comprobó que las crías de rata, mono y humano adoptan reglas de juego similares que implican que los participantes tomen turnos, jueguen limpio y no causen dolor.
El juego como herramienta educativa
El juego activa toda la corteza cerebral, por eso, cuando los niños juegan, su cerebro se prepara para aprender. De este modo, debemos aprovechar el juego como herramienta educativa.
Como ha demostrado la neurociencia, el cerebro aprende a través de la emoción. La emoción avisa al cerebro de que esa información es importante para su vida. Por el contrario, si el cerebro se aburre, desconecta porque entiende que esa información no es relevante y por tanto no necesita ser retenida.
Si el niño lo pasa bien, el aprendizaje está garantizado |
Sergio Pellis observó que los países en los que se tiene más tiempo de recreo, los niños suelen tener un rendimiento académico más alto que los países en los que el recreo es menor.

Funciones del juego
A nivel social
Gracias al juego los niños aprenden a afrontar ciertas situaciones sociales como: resolver conflictos, manejar su frustración o buscar soluciones creativas.
Por ejemplo, siempre que dos niños quieren jugar o construir algo juntos, deben negociar cómo lo harán y qué reglas van a seguir.
Además ofrece oportunidades de inclusión y equidad, ya que cada niño puede elegir el papel que mejor se adapte a su capacidad
A nivel emocional
Cuando pasamos por una experiencia desagradable, necesitamos expresar nuestro malestar e integrar la experiencia conscientemente.
Los adultos utilizamos palabras para contar lo sucedido, sin embargo, los niños, que a veces no tienen un nivel suficiente de lenguaje, integran la experiencia a través del juego simbólico o juego de roles, representando la escena desde una posición de poder y no de víctima.
A nivel cognitivo
Los juegos tipo puzzles y construcciones requieren atención, predicción y planificación para elegir qué pieza poner y cómo hacerlo para que encaje o para que la torre no se caiga.
Además, se deben poner en marcha procesos como la comparación, la clasificación, y la visión global y analítica.
“Puede parecer que cuando un niño juega, no está aprendiendo nada, pero de hecho está aprendiendo algo básico (…) está aprendiendo a organizar su cerebro para que trabaje mejor.”
Jean Ayres
A nivel motor
El juego les ayuda a explorar su capacidad motora, a coordinar sus movimientos tanto gruesos como de destreza fina y a desarrollar el equilibrio.
A nivel sensorial
El juego estimula la respuesta sensorial del niño a través de las cualidades físicas de los objetos, por eso es importante ofrecerles materiales naturales: madera, piedra, lana, metal… El plástico, aunque a veces no podamos prescindir de él, tiene siempre la misma textura y colores sobreestimulantes.
El juego y la creatividad
Los materiales no estructurados son los ideales para desarrollar la creatividad, ya que no tienen un objetivo concreto sino que se les puede dar tantos usos como imaginación tiene el niño/a.
Telas
Las telas de diferentes tamaños y materiales: algodón, seda, lana… sirven para disfrazarse, como mantas para tapar a los muñecos, para crear refugios, para atar cosas, o incluso para decorar varitas mágicas.
Elementos de la naturaleza
Los materiales que encontramos en el campo o playa: conchas, semillas, troncos, piedras, cortezas de árbol, piñas…. además de proporcionar diferentes texturas, olores y formas, se pueden colocar en cajas con separaciones y se usan para hacer creaciones libres, clasificar, ordenar de mayor a menor, etc.
Juego simbólico
Casas de muñecas, cocinas con utensilios, mercadito con alimentos, muñecas, cunas… Normalmente este juego simbólico imita el estilo de vida de un hogar, aunque cuando son mayores y tienen más experiencias con el mundo exterior, se pueden usar elementos de peluquerías, restaurantes o médicos.
Arte
Los elementos artísticos tampoco pueden faltar: ceras de colores, acuarelas, plastilina / playdoh, arcilla…
Los colores que ofrecen las acuarelas son suaves y fáciles de aplicar, aunque también pueden usar pintura de dedos cuando son más pequeños y aún no manejan bien un pincel.
El juego siempre es fuente de descubrimientos sobre cómo funciona el mundo que les rodea. Dado que es una actividad libre y voluntariamente elegida, el papel del adulto es simplemente estar a su disposición sin dirigir el juego, proporcionando los materiales y las condiciones de seguridad.