Crianza consciente

¿Problemas a la hora de la comida?

niña con sindrome de down comiendo

Una de las preocupaciones más frecuentes de los padres de niños pequeños son los problemas de alimentación de sus hijos: rechazo de sabores o texturas, comidas eternas, llantos…. así, la hora de la comida o de la cena pueden convertirse en una pesadilla.

Si tenemos un hijo con síndrome de Down, el motivo puede ser algún problema motor como atragantamientos, dificultad para masticar o tragar … o algún problema sensorial como el rechazo exagerado de ciertos alimentos por su sabor o textura.

Sin embargo, el comportamiento alimentario no depende solo de sus capacidades motoras o sensoriales, sino también de cuál ha sido su experiencia con la comida y cómo hemos respondido a su expresión de hambre, saciedad y preferencia por ciertos alimentos.

De 0 a 1 año

Durante el primer año de vida, la alimentación básica debería ser la leche (materna o de fórmula)

La alimentación complementaria se introduce no antes de los 6 meses. El momento ideal será cuando cumpla una serie de requisitos como haber perdido el reflejo de extrusión de la lengua o poder mantenerse sentado/a.

Por eso, en niños con síndrome de Down, quizás debamos esperar a los 8 o 9 meses para poder hacerlo con seguridad.

De 1 a 2 años

A partir del primer año de edad, los niños suelen disminuir la cantidad de ingesta, debido a que su crecimiento se enlentece y, por tanto, necesitan menos calorías.

Sin embargo, si la alimentación complementaria se ha hecho correctamente, es decir, se le ha dejado experimentar con la comida, sus sabores y sus texturas, es muy probable que, a esta edad, no tengan inconveniente en probar todo tipo de alimentos.

Sin embargo, cuando estamos tranquilos pensando que nuestro hijo/a come de todo, llega la etapa de los 2 años, aproximadamente, y la cosa cambia.

De 2 a 5/6 años

En esta etapa suelen aparecen 2 fenómenos que hay que tener muy en cuenta:

Preferencia por alimentos calóricos:

Normalmente, a esta edad, reducen el abanico de alimentos hasta quedarse con aquellos que tienen más concentración de calorías en menos cantidad de comida, es decir: hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, patatas…), legumbres (judías, garbanzos, lentejas…) y proteínas (carne, pollo, pescado, huevo…).

Las verduras y frutas, aunque tienen muchos nutrientes, también contienen mucho agua y pocas calorías. Un estómago pequeño como el suyo, no puede comer la cantidad suficiente de verdura para obtener las calorías necesarias, por lo que es probable que las eliminen de su dieta.

Así que no te obsesiones con que coman verduras en esta etapa, es más probable que coman algo de fruta, pero seguramente serán más calóricas y dulces como plátano o uvas.

Neofobia

La neofobia es la tendencia a desconfiar de las comidas nuevas y rechazar probarlas.

El psicólogo Paul Rozin, de la universidad de Pennsylvania, explica que se trata de un mecanismo adaptativo de defensa que desarrollaron nuestros antepasados, siendo precavidos ante alimentos nuevos para protegerse de posibles envenenamientos.

Según esta teoría, a la edad de 2 años, empezaban a salir con la tribu a recolectar, motivo por el que sobre esta edad, tienden a rechazar naturalmente alimentos con los que no han tenido experiencia previa.

¿Cómo gestionar esta etapa? Estrategias para facilitar las comidas

Esta etapa puede durar desde los 2 hasta los 5 o 6 años de edad, pero dependerá de cómo la gestionemos, que se prolongue o no en el tiempo.

Lo importante es no forzar de ningún modo, y esto incluye: obligar, hacer chantaje emocional (el tiempo que hemos estado cocinando, hazlo por papá…) condicionar (si comes esto, luego te doy esto otro que te gusta), distraer con la TV o la Tablet, etc.

Es una fase que puede ser fuente de preocupación, pero que, si sabemos gestionar con respeto, se pasará en algún momento y empezarán a probar cada vez más alimentos

  • Las comidas deben ser momentos de tranquilidad en familia, sin estrés, sin prisa, sin tensión, sin enfadarnos porque no come, etc.
  • Ofrece los alimentos que come el resto de la familia, siempre que sean saludables, así llegará un momento en que se acostumbren a verlos y dejen de ser “nuevos”.
  • Si le vas a introducir un nuevo alimento, no le engañes, preséntaselo y ofrécele que lo pruebe. Se lo puedes poner junto con un alimento que ya come, también llamado “alimento ancla”, para que no le resulte tan novedoso y, quizás, acepte probarlo.
  • En los alimentos que ya come, se pueden introducir pequeñas variaciones, para que vaya ampliando el registro poco a poco, por ejemplo, cambiar las albóndigas de carne por las de pollo, o cambiar algún ingrediente del puré.
  • Invítale/a a participar en la preparación de la comida
  • Ponle raciones pequeñas para que repita en caso de que quiera más, en lugar de llenarle el plato.
  • En caso de que no lo quiera, podemos disponer de otras opciones saludables en casa. Si no quiere lentejas, le podemos ofrecer pan, plátano, sándwich, aguacate, tortilla o cualquier cosa sencilla que no nos suponga tener que cocinar un plato distinto.
  • Evita tener alimentos poco sanos a su alcance, es decir, aquellos que contienen mucho azúcar, mucha sal o grasas saturadas.
  • No olvidemos que los niños aprenden todo por imitación. Aquello que nos ven comer regularmente, quedará en sus cerebro y será una opción a explorar en algún momento. Así que seamos modelos de alimentación saludable.

Hay padres que enmascaran la comida, por ejemplo triturando las verduras en salsas, o añadiéndoles queso, kétchup o mayonesa. Es una opción, pero para mí, es más importante que aprendan a comer variado, a que lo hagan sin saber lo que están comiendo.

Dificultades añadidas en Síndrome de Down

Aunque lo comentado anteriormente es aplicable a todos los niños, en el caso de nuestros hijos con síndrome de Down, podemos encontrarnos con otras dificultades añadidas.

Ante un trastorno de la alimentación siempre hay que diferenciar entre causas comportamentales y causas médicas, físicas o disfuncionales.

Dificultades de procesamiento sensorial

El procesamiento sensorial es la capacidad de interpretar los estímulos sensoriales y responder adecuadamente a ellos.

En algunos niños con síndrome de Down pueden darse dificultades de procesamiento sensorial por defecto: hiposensibilidad o por exceso: hipersensibilidad

Hiposensibilidad:

  • les cuesta diferenciar los sabores y las texturas
  • la baja conciencia de lo que tienen dentro de la boca, puede hacer que se la llenen demasiado
  • buscan sabores demasiado fuertes

Hipersensibilidad:

  • rechazan nuevas texturas o sabores
  • no les gusta que les toquen la cara
  • rechazan texturas mixtas con arcadas o escupiéndolo
  • prefieren texturas muy crujientes o muy blandas
  • son sensibles a las temperaturas muy frías o muy calientes.

Identifica la causa del rechazo, si es por temperatura, sabor o textura, para hacer los ajustes necesarios.

Dificultades por causas físicas

En la mayoría de niños con síndrome de Down, hay ciertas estructuras orales como paladar alto y macroglosia, que unidos al bajo tono muscular, dificultan el proceso de ingestión de la comida, dando como posibles consecuencias: 

Deglución atípica

Mueven poco la lengua y no llevan el alimento de un lado a otro para masticarlo, lo que dificulta que trituren bien y traguen casi sin masticar, aumentando la probabilidad de atragantamiento y digestiones pesadas.

Respiración bucal

Si utilizan la boca para respirar, será en detrimento de las funciones específicas de la boca como masticar o tragar.

Falta de sellado de labios

La hipotonía hace que no cierren bien la boca y coman con la lengua fuera, con lo que la comida tiende a salirse.

Disfagia

Dificultad para iniciar la deglución de sólidos, líquidos o incluso de la saliva, regurgitación nasal o aspiración de líquidos por las vías respiratorias, seguida de tos.

Algunas soluciones son:

  • Que coma en posición recta, con la espalda y los pies bien apoyados para facilitar el masticado y la deglución.
  • No mezcles texturas en el mismo plato. Por ejemplo, la sopa con fideos y garbanzos, es mejor dárselos por separado.
  • Si no mastica bien, evita alimentos duros y redondos que puedan resbalar como uvas enteras, aceitunas, cacahuetes…. para evitar atragantamientos.
  • Si le cuesta tragar o masticar, ofrécele alimentos blandos, pero no mantengas las papillas durante demasiado tiempo porque hace que no desarrollen la musculatura oro-facial.
  • Si se atraganta con líquidos como el agua, zumos o caldos, utiliza espesantes como la gelatina o el agua gelificada.

Dificultades por causas médicas

En caso de hipotonía acusada o cardiopatía se cansarán antes de lo habitual.

Si se cansa fácilmente, ofrécele alimentos sólidos que se deshagan fácilmente, como patata o zanahoria cocidas, plátano, albóndigas, garbanzos aplastados con el tenedor, etc.

En niños con síndrome de Down hay una mayor probabilidad de intolerancias alimenticias, siendo la más habitual, la celiaquía o intolerancia al gluten (12% frente al 1% en población general). Los controles rutinarios facilitarán un diagnóstico temprano.


Para resumir, si aparece alguna dificultad a la hora de comer, lo primero que hay que hacer es descartar un posible problema médico / físico y, en caso de que lo haya, acudir al profesional adecuado: pediatra, terapeuta ocupacional o logopeda, para tratarlo cuanto antes.

Si las dificultades no son por una disfunción, entonces, debes saber que es una etapa por la que pasan casi todos los niños, en mayor o menor grado, y que, dependerá de nuestra actitud el que sea algo pasajero o se alargue en el tiempo.

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