Crianza consciente

La importancia de poner límites en niños con síndrome de Down

imagen nina sindrome de down en playa con cartel de precaucion

Si a los niños con Síndrome de Down les sobreprotegemos o les permitimos cosas que no permitiríamos a otra persona, es decir, si no determinamos claramente cuáles son los límites, propiciaremos niños inseguros y con problemas de comportamiento.

Igual que los bebés necesitan percibir los límites físicos para sentirse seguros,  los niños también necesitan límites muy claros, es decir, que su mundo se rija por unas normas constantes. Eso les dará seguridad y evitará muchas frustraciones.  

Ni siquiera cuando son pequeños podemos  caer en la creencia de que “no se entera”, “aún es muy pequeño/a” o “no pasa nada”.

Cualquier niño/a sabe manipular su entorno para conseguir lo que quiere con berrinches, terquedad o llantos, por lo que, si no sabemos establecer límites claros, pueden acabar convirtiéndose en niños impositivos, que no tienen en cuenta a los demás, y más adelante, en adultos mal educados, egoístas y difíciles de tratar.

Estas características limitarán su proceso de escolarización, de relación con los demás o de adaptación a la sociedad más que cualquier otro tipo de característica.

¿Pero, sabemos cómo poner límites para que sean efectivos?

Evita las explicaciones largas

Para un niño, los límites son parte de la vida, por eso es más fácil tratar con un límite claro que con todas nuestras explicaciones de adulto.

A partir de que comprenden el lenguaje, se producen 2 etapas en la comprensión del mundo, por eso hay que adecuarse a la etapa en la que estén:

PENSAMIENTO MÁGICO: Necesitan saber cómo funciona el mundo pero no buscan el porqué. Por ejemplo, “hay que lavarse las manos antes de comer”.

ETAPA DE LAS PREGUNTAS: Más adelante, cuando comienzan a preguntar el porqué de las cosas, es cuando habrá que darles una breve explicación que puedan entender. Por ejemplo, “hay que lavarse las manos antes de comer porque tienen bacterias que nos pueden poner enfermos”.

Un límite no es un aviso

Los límites los pone el adulto y es el adulto quien se encarga de que se cumplan. Puede ser con palabras o con nuestro cuerpo.

Si el niño/a está subido/a a un lugar peligroso, no le dijo: “te vas a caer…” sino que me acerco para ayudarle a bajar con tranquilidad. Si no quiero que toque algo, no le digo “cuidado, no lo rompas”,  tendré que interponerme entre él/ella y el objeto o retirarlo de su alcance.

Un límite se pone desde la seguridad

Un límite no se pone desde el enfado, por eso,  dejo lo que estoy haciendo, me pongo a su altura visual y utilizo palabras firmes pero tranquilas para decirle lo que no le permito: “No te dejo ver la tv más tiempo porque es hora de dormir”.   

Debes transmitir seguridad en lo que dices o haces, pues si dudas, el niño se sentirá inseguro sobre si debe cumplirlo o no

Aunque a veces caemos en la tentación de mentir “la tv no funciona a estas horas”, al final el niño lo descubrirá y dejará de confiar en nosotros.

Ofrece una alternativa

Si le ofrecemos opciones de lo que sí puede hacer para cumplir con su objetivo,  será más fácil que acepte ese límite. No es lo mismo que te corten el paso en una carretera a que te desvíen por otro camino.

Si quiere ayudar a poner la mesa,  podemos poner en un lado todo lo que sí puede llevar, como: las servilletas, el pan o las cucharas. Los platos con comida, los vasos de cristal y la jarra con agua, lo llevaremos nosotros.

Cambia las frases a positivo

Si empleamos constantemente el no, cuando realmente no es necesario, corremos el riesgo que nuestros hijos dejen de escucharnos.

Por eso, otra forma de poner límites es cambiando el no por el sí

– «Habla bajito» en lugar de… «no grites»

– «Anda despacio» en lugar de… «no corras»

«Déjalo en la mesa» en lugar de… «no lo tires al suelo»

Intenta comprenderle

Los límites son dolorosos porque suponen una frustración a sus deseos, pero es más fácil procesar ese límite que el dolor de no sentirse comprendidos.

Para eso es fundamental utilizar la empatía con frases como “lo siento, sé que quieres quedarte más tiempo, pero nos tenemos que ir a casa ya”

En caso de que aún no comprendan todas las palabras, nuestra actitud será lo importante.

Que sientan que les comprendemos, aunque el límite sigue existiendo, no es lo mismo a que sientan nuestro enfado, cansancio o nerviosismo.  Recuerda que seguimos siendo su principal fuente de amor.

Los límites deben ser constantes

Se tiene la idea de que los niños con síndrome de Down no generalizan los aprendizajes o que se aprovechan de su condición, y por eso hay que repetirles constantemente las normas.

Pero hay que tener en cuenta que, incluso los niños con desarrollo típico, necesitan que los adultos pongan límites en cada situación como si fuera la primera vez. Es a partir de los 7 años, aproximadamente, cuando podrán extraer una norma general.

Es más fácil entender los límites físicos porque son constantes: si cuando tiramos algo frágil se rompe, también lo hará en las demás ocasiones.

Sin embargo, las normas que ponemos los adultos tienen muchos matices y varían en función de las circunstancias o de la persona.

Es necesario que los adultos a su cargo nos pongamos de acuerdo en las normas importantes y que, si nos saltamos una norma de forma excepcional, le expliquemos claramente el porqué.

Los límites también dan libertad

Los límites crean un espacio donde sí pueden moverse y explorar con libertad.

Un espacio propio donde no hay riesgo para ellos, para los demás ni para el entorno, les proporciona una gran sensación de autonomía.

Así, no será necesario un adulto diciéndoles constantemente lo que no pueden hacer o tocar

“Ofrecer libertad sin marco sería peor que la ausencia de libertad. El niño que puede hacer todo lo que quiere no es libre. Está encerrado en la soledad. El niño libre es el que evoluciona a su manera en un ambiente que lo contiene gracias a unos límites.

Se trata de ayudar al niño a ser autónomo y responsable de sus actos, no de dejárselo hacer todo y cualquier cosa. Es esencial respetar las reglas. Para ello, estas reglas deben enunciarse claramente y permanecer estables.

Se trata de recordar constantemente al niño que la libertad de cada uno se detiene donde empieza la de los demás.

CHARLOTTE POUSSIN

No debemos tener miedo de poner límites a un niño con síndrome de Down por compasión o inseguridad. Así, quizás dejaremos de oír cosas como que se aprovechan de su condición o que nos manipulan, y les ayudaremos a ser personas responsables y seguras.

Fuentes: Libertad y límites. Amor y respeto: lo que los niños necesitan de nosotros. Rebeca Wild. Ed. Herder

8 comentarios en “La importancia de poner límites en niños con síndrome de Down”

  1. Yo tengo a mi hijastra síndrome down tiene 9 años a mi parecer tiene doble comportamiento cuando se keda conmigo hace sus cosas solas cuando viene papá no kiere hacer nada lo llama a su papá para k le levanté la mesa, cuando la mandan hacer algo lo hace cuando ella kiere, a mi no me obedece ya no hace caso cuando le hablo me reta, usa pañal todavía su papá dice está chikita para quitarle, cuando le digo k está peleando con sus hermanos su papá no le dice nada y solo hace cuando está su papá pega al más chikitos, su papá me discute delante de ella y ella se ríe y me mira haciendo gestos XK su papá la defiendo de lo malo k hace, y así pasan cosas siempre los fines de semanas k está su papá, no kiere trabajar del Cole ni bien amanece todo el día en la tv y si le exigen se pone a llorar como si le hubiese pegado, a veces yo le llamo la atención ya k no debe de hacer eso pero como sabe k está su papá no me hace caso y después va a verla al cuarto su papá la encuentra llorando desconsolada y tocándose la cabeza como si la hubiese pegado y todavía miente ahí comienza la discusión XK siempre lo hace llora de la nada , lo escucha en la puerta a su papá se pone a llorar y ya se puede imaginan , es algo k ya no puedo tiene k darle todo lo k ella kiere y lo más triste no kiere estudiar tiene mucho problemas en el colegio comportamiento, y no trabaja solo kiere estar viendo Tv nada más ya no puedo ser nada x ella echo todo le dedique desde muy chikita bastante tiempo la eduque hasta los 7 ahora es todo lo contrario ya depende de su papá gracias

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    1. Lo siento, debes de estar en una situación muy difícil. Esa falta de límites y sobreprotección por parte de su padre no ayuda en nada a su hija. Hazle reflexionar sobre qué tipo de persona quiere que se sea su hija, ahora y en un futuro. Los niños se sienten más seguros con un adulto que sabe poner límites con respeto y cariño y les ayuda a saber relacionarse con otras personas. Ánimo y un abrazo. Raquel

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  2. Soy docente y tengo un niño con síndrome de down de 6 años …La verdad es un niño que no tiene límites…Al principio era un niño tranquilo y trabaja bien …Hasta que un día comenzo a pellizcar a sus compañeros, a sacar los cristales de su anteojo y tirarlos por el aire ….Se orina encima y empuja a sus compañeros que no le responden por qué saben que es un niño diferente….Yo le pongo los límites pero a esta altura ya es una situación estresante para mí , por qué no soy maestra especial y no estoy capacitada para ello …En mí escuela todos opinan sicólogos sicipedagogos que este niño necesita reducción de horario …pero lo que no saben es la situación estresante que se produce en el salón…La verdad estoy muy cansada ya cuando veo que viene este niño son mas las ganas de renunciar que de seguir ….

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