Inteligencia y emoción

La asertividad ayuda a nuestros hijos a relacionarse con los demás

imagen nina con sindrome de down en actitud asertiva

La asertividad consiste en reconocer y defender nuestras necesidades y derechos o aquello que consideramos justo, desde el respeto por los demás y por uno mismo.

La asertividad proporcionará a nuestros hijos un lugar de igualdad desde el que relacionarse con los demás, sin querer imponerse ni sentirse inferiores.

Pasividad- Asertividad – Agresividad

La asertividad sería el punto medio entre la pasividad y la agresividad.

Si no les damos modelos correctos o no les educamos en la asertividad, es muy probable que tiendan a uno de los dos extremos, es decir, a ser pasivos o agresivos.

Pasividad

  • Las personas pasivas no saben defender sus derechos y opiniones, así permiten que los demás les digan qué tienen que hacer o tomen decisiones por ellos
  • Piensan que lo que dicen los demás es más importante y no expresan lo que quieren porque no confían en sus posibilidades.
  • No se atreven a enfrentarse  a las situaciones que les hacen sentir incómodos o agredidos, como cuando alguien se burla de ellos
  • Se les reconoce porque hablan bajo o evitan la mirada, mantienen los brazos pegados al cuerpo. Se pueden observar algunos gestos de nerviosismo.

Agresividad

  • Las personas agresivas actúan como si los demás no existieran, no escuchan las opiniones de los otros
  • Reaccionan con enfado o agresividad ante cualquier contrariedad.
  • Se les reconoce porque se acercan demasiado a su interlocutor, alzan la voz o muestran gestos de amenaza

Asertividad

  • Las personas asertivas conocen y expresan sus necesidades y derechos respetando las necesidades y derechos de los demás
  • Son personas seguras de sí mismas, no levantan la voz, son sinceras, comprenden el punto de vista del otro y saben llegar a acuerdos 
  • Aceptan las críticas constructivas y reconocen sus errores. Saben resolver situaciones difíciles o pedir ayuda
  • Se les reconoce porque se sitúan a una distancia personal adecuada, su postura es erguida, con la espalda recta y miran a la cara.

La asertividad en niños con Síndrome de Down

En niños con síndrome de Down, la asertividad es un tema que hay que trabajar especialmente.

Su falta de fluidez en el lenguaje o el tener un menor desarrollo madurativo, puede hacer que se sientan en inferioridad de condiciones con respecto a otros niños y eso les lleve a actuar de forma pasiva o agresiva.

Recuerda que un/a niño/a pasivo/a o agresivo/a no ha elegido esta forma de actuar voluntariamente, lo que ocurre es que no sabe cómo enfrentarse a los demás, cómo defenderse o cómo hacer que le respeten.

Si se siente inferior a los otros, tenderá a evitar las situaciones difíciles o a agredir.

Autoestima y asertividad

Como padres podremos favorecer su asertividad si les ayudamos a construir una buena autoestima.

Un niño/a con una autoestima sana, que reconoce y acepta sus puntos débiles pero que también se siente valioso/a y digno/a de ser respetado, enfrentará las situaciones sociales difíciles con más seguridad que aquel que no se siente valioso/a.

¿Estamos educando para la asertividad o para la obediencia?

Si queremos que nuestros hijos sean asertivos, debemos ser conscientes de cómo les estamos educando.

No podemos esperar que de mayores o con los otros niños sean fuertes, sepan defenderse  y tengan opinión propia, si en casa nos resulta más cómodo que sean pasivos, obedientes y moldeables

En el caso de la asertividad, más que una habilidad concreta, se trata de una forma de ser y de actuar con los demás.

Aunque hay programas para entrenar las habilidades sociales cuando alguien no las tiene, éstas se empiezan a adquirir desde que son bebés, a través de la relación con sus padres, y se van desarrollando durante toda la vida.

El que nuestros hijos sean asertivos, dependerá más del ejemplo que les demos y de cómo nos relacionemos con ellos que de un entrenamiento específico

Empezar por nosotros mismos

Los padres tenemos que ser un espejo coherente y actuar de manera asertiva con ellos: reconociendo nuestros errores, aceptando críticas constructivas o expresando nuestras opiniones sin imponerlas.

Pero también tendremos que aceptar que ellos pongan en práctica su asertividad con opiniones propias, expresando lo que no les gusta  o defendiendo aquello que consideran justo.

Nuestra labor consistirá en animarles a que lo hagan de una forma equilibrada, sin agredir o manipular 
  • Deja que exprese sus deseos o sus opiniones sin interrumpirle ni juzgarle. Sé paciente con sus intentos de comunicación, repite lo que ha dicho para asegurarte de que le has entendido. No juzgues sus opiniones o sus preferencias como malas, si son irrealizables, explícale por qué.
  • Ayúdale a tener criterio propio. En lugar de decirle lo que tiene que hacer, pregúntale qué prefiere dentro de 2 o 3 alternativas, así aprenderá a escucharse en lugar de hacer lo que los demás dicen, sin preguntarse si es lo que realmente quiere él/ella.
  • Enséñale a decir con respeto lo que no le gusta y sin herir a nadie. La mejor forma es modelar utilizando la “comunicación no violenta”, que consiste en describir el hecho y  cómo nos hace sentir, en lugar de insultar al otro. Por ejemplo  “cuando gritas no te entiendo”.                  
  • Ayúdale a confiar en sí mismo/a: De este modo, no tendrá miedo a decir lo que piensa ni a ser rechazado/a, y tampoco necesitará imponer sus deseos ni hacerlo con agresividad.
  • Reformula sus críticas: Por ejemplo si dice: “la comida está asquerosa”, puedes reformular sus palabras diciendo: “así que, hoy no te ha gustado la comida»
  • Si te has equivocado, reconoce tus errores: “siento haberte gritado, estaba nerviosa pero no era razón para gritarte”.
  • Enséñale a escuchar las opiniones de los demás y las aportaciones que pueden hacer. Pero para eso, debemos empezar por no querer tener siempre razón como padres.
  • Establece límites claros y coherentes en casa sobre normas de comportamiento. La asertividad consiste en poner límites a los demás de manera respetuosa y respetar también nuestros límites.

Una buena asertividad, desde la que relacionarse con los demás, les facilitará enormemente su integración en la escuela, en el trabajo y en la sociedad.

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