Inteligencia y emoción

Sindrome de Down: tu mirada es su espejo

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Las ideas y expectativas que tenemos sobre nuestros hijos con síndrome de Down influirán enormemente en cómo se vean a sí mismos. Y este autoconcepto será, en gran parte, responsable de sus resultados.

Los niños pequeños confían ciegamente en nosotros para que les enseñemos cómo funciona el mundo. Pero estas explicaciones no son objetivas, sino que parten de nuestras creencias.

Las creencias son ideas fuertemente arraigadas sobre cómo creemos que funciona el mundo. Se van construyendo con el tiempo a base de experiencias propias pero también de ideas colectivas de la sociedad a la que pertenecemos.

Es difícil cambiar nuestras creencias porque cuando observamos algo sobre lo que ya tenemos una idea formada, vamos a buscar solo aquellos aspectos que verifiquen nuestra creencia y a ignorar aquellos que la contradicen. Esto se conoce como “verificacionismo”.

Las ideas que existen en la mayor parte de la sociedad sobre el síndrome de Down son de este tipo: lentos, obstinados, afectuosos, alegres, sumisos, tranquilos, poco inteligentes, infantiles, con poco autocontrol, con poca iniciativa o con dificultad para generalizar los aprendizajes y comprender conceptos abstractos.

Entonces, si aceptamos estas ideas, vamos a fijarnos más en aquello que nos dé la razón e ignorar lo que las contradiga. Las consecuencias, como demuestra el efecto Pigmalión, explicado más adelante, serán varias:

  1. Tendremos bajas expectativas sobre sus capacidades y resultados, y no nos esforzaremos demasiado.
  2. Les transmitiremos inconscientemente estas ideas limitantes, que formarán su identidad y su auto concepto.
  3. Si tienen un bajo auto concepto se fijarán más en sus fracasos que en sus logros.
  4. Sus resultados serán acordes a sus expectativas, confirmando lo que se conoce como “profecía autocumplida.”

Efecto Pigmalión

En el año 1968, Rosenthal y Jacobson hicieron un experimento para ver cómo las expectativas influían en el rendimiento de las personas.

Se informó a un grupo de profesores que a sus alumnos se les había realizado una prueba de evaluación de sus capacidades intelectuales y les indicaron cuáles eran los que mejor puntuación habían obtenido. Al finalizar el curso, justamente éstos fueron los alumnos que mejores resultados académicos consiguieron.

Lo interesante del experimento fue que la prueba de evaluación de sus capacidades nunca se realizó, pero los profesores crearon expectativas de logro en estos alumnos que, en realidad, habían sido escogidos al azar, y actuaron a favor para que sus expectativas se cumplieran. Es decir, su actitud y predisposición para enseñarles fue diferente.

Pero además, los alumnos de los que ahora se esperaba más, hicieron un esfuerzo inconsciente para cumplir las expectativas de sus profesores, lo que se tradujo en buenos resultados.

Según indica el Dr. Mario Alonso Puig:

«Cuando alguien confía en nosotros y nos lo transmite, nuestro sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, aumentando nuestra atención y eficiencia«.

Además hará que generemos creencias positivas sobre nosotros mismos y nuestra capacidad, que nos ayudarán en nuestro rendimiento y resultados.

Si realmente creemos que nuestros hijos con síndrome de Down son capaces de cualquier cosa y les transmitimos esta visión les estaremos dando la herramienta más poderosa que existe, la autoconfianza.


Seguro que te sorprendes de algunas cosas que hace tu hijo/a y que desafían a las ideas preconcebidas que nos han transmitido. Puedes compartirlas en los comentarios.

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